Papel higénico

El tema del confort

Si, está bien, sé que Confort es sólo una marca y que de lo que hablaré se llama en realidad papel higiénico, pero uno se acostumbra y no es extraño que los latinos llamemos a ciertos productos por el nombre de la marca que los introdujo, como Gillete para nombrar una hoja de afeitar.

Hablaré del papel higiénico porque me parece una de esas pequeñas cosas que podemos hacer en nuestra rutina diaria para ahorrar recursos tanto ambientales como económicos sin esfuerzo.

Cuando era pequeño me acuerdo que tomaba el rollo y le daba vueltas y vueltas. Al final, el conjunto de lo que  tenía en la mano parecía más un pañuelo que papel y por supuesto que atoraba al inodoro con frecuencia.

Con el tiempo, vi como otros hacían mismo uso. Y fue viendo a los otros –sí, las reglas y consejos de mamá también ayudaron- que me di cuenta del gasto innecesario que ese sistema producía.

La verdad es que este tipo de papel gasta pulpa de árboles vírgenes. Cada persona usa aproximadamente 4 kilos al año –los suecos 15 kgrs.- , produciendo un gasto masivo, más aun considerando que aún no se implementa transversalmente algún sistema ecológico de reciclaje y elaboración.3c58f-historia2bdel2bpapel2b1

Además es caro. Su precio unitario puede alcanzar los $800, pensando que se acaba rápido y que cada baño debe estar provisto de uno, no es un tema menor. Pero no sólo eso, sino que lo más importante es que es muy fácil reducir su consumo al mínimo.

El ser humano es una especie de costumbres. Uno puede acostumbrar su cuerpo a defecar a diario a la misma hora o bajo la misma rutina. Por ejemplo, yo me levanto, voy al baño, hago mis necesidades y a la ducha. A varios comensales les he escucha técnicas similares.

Los árboles no debieran ser los responsables de limpiarte el traste, más bien es el agua la limpiadora corporal oficial.

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