Australia producto de los australianos

Soy periodista y me cargan las notas tendencias escritas por alguien que no entiende nada del tema. Yo hice ese viaje.

Los chilenos ABC1 que se van son en su mayoría lacras; destruyen la cultura y transportan los mismos vicios que tienen acá; robo hormiga, el vivo que se caga el sistema, el que cree que el abuso es un formato válido, prepotencia –a más de alguno le escuché cosas como: “si supiera quien soy yo”-. Eso si estos chilenos algo aprenden. Pero por nada del mundo se enfrentan asimismos, son más bien unas vacaciones extensivas tras terminar la universidad. No pasan más de 6 meses en lo duro y fuerte -pegas mencionadas llamadas casuales- y se van pronto al sudeste asiático donde la plata les rinde –otra que me llamó mucho la atención es que casi todos tienen plan B solventado por padres con tarjetas de crédito con las que complementan, en especial las mujeres que prácticamente no viven ninguna situación límite-. Pero en el sudeste con suerte se pasean por los templos y se la pasan en playas borrachos. Conocí cientos así, patrones impresionantemente repetidos. Representantes estos niños mimados de una sociedad enferma con todas sus letras.

Obvio que hay diferentes. Que son minoría como los que fueron a vivir fuera del sistema, sea allá o acá o yo mismo que busqué las experiencias más intensas y vivir el viaje como si fuera lo último en mi vida. Diferencia además marcada por las castas; todos los B2 para abajo eran esforzados y tenían otra actitud.

La diferencia es radical. Australia tiene el sueldo mínimo más alto del mundo, es de los 3 países que más cuidan el medio ambiente, tienen una ley de brecha salarial que controla entre el que más gana y el que menos gana al interior de una empresa, son progresistas de los de verdad, creen en el desarrollo, pero sin egoísmos personales, son educados por voluntad, el poder está bien distribuido y concentrado localmente –las juntas de vecinos definen su barrio-, incentivan la felicidad y el desarrollo creativo -la rebeldía y la irreverencia se ven con buenos ojos por los mayores-, los valores básicos son inalterables en la cultura del país –principios como justicia, igualdad, fraternidad-. Los animales son considerados seres vivos, tan vivos como los humanos y hay un paralelismo notable. Las empresas están para ganar plata, pero no al costo que sea; tú vas al super y tienen todas las cajas disponibles y habilitadas, vas al banco y te atiende una anfitriona no pierdes ni 5 minutos, los servicios básicos están tan fiscalizados y regularizados que no se te ocurre dudar de la cuenta –nunca escuché un abuso-, el consumidor se le respeta como al rey del comercio porque él manda –devolví productos que no me convencieron y en la caja no me pidieron ni boleta ni nada, me sonrieron y me devuelvieron la plata sin mayores preguntas-, etc. Los supermercados por ejemplo ponen un sector con cosas con descuentos, con sobre stock o cerca de fecha de vencimiento –no un día antes como acá- y hacen descuentos ridículos de 80-90%, muchas veces más baratos que a precio costo lo que ayuda a comer barato si se necesita.

En general, si un aussie te dice algo lo va a cumplir, si una institución o empresa dice algo lo cumplen. Eso los hace una sociedad seria y responsable, pero lo complementan con humor y relajo, nada es tan grave allá como todo lo es acá. Otra cosa importante, son autosuficientes. Como país, genial. En caso de guerra mundial Australia se puede abastecer y defender sola, a pesar de sus acuerdos en el Commonwealth. Esto es, tienen producción interna de tal nivel y variedad que no dependen de terceros. Chile en caso de guerra podríamos comer pura fruta, pero nada se produce acá.

Aunque hay mucho de mito y visiones erróneas. Los australianos no aceptaron ni respetan a los nativos; los blancos son tremendamente racistas especialmente al salir de las ciudades. El Estado les pasa una tarjeta de crédito y así subsisten, subsidiados. Solo pueden comprar ciertos productos con esa tarjeta y le escuché a muchos decir que esta era una forma a largo plazo para eliminarlos. Esto también tiene su punto; los aborígenes son en su gran mayoría borrachos de plaza, muy gritones y escandalosos que no hacen mucho por el bien común. Es un tema complejo, pero para nada resuelto como creen. Mejor caso en este punto es Canadá –y ejemplo en el mundo entero-, que efectivamente no son racistas y les generaron como una mini nación a los indígenas donde ellos pueden optar a las influencias culturales y su evolución social.

Otra cosa que hace la diferencia es la libertad. Aparte de que a nadie le importa el qué dirán, realmente hay un respeto a la libertad. De partida, cada uno puede ser y ejercer donde desee –nuevamente el Estado es protagonista, te ayuda si confía en tu perfil-, y las personas van donde sus pasiones los lleven. Esa libertad se nota en las pegas –te dicen que esperan de ti y que debes conseguir, te dan tips y recomendaciones, pero no te dicen cómo hacerlo- las relaciones son horizontales; vi a gerentes sentados almorzando con los obreros felices de la vida compartiendo –también vi un par de hermanos que uno era gerente y otro obrero y eran los dos dueños de la empresa y ganaban lo mismo-, la policía uniformada considera a los civiles como civiles inocentes y tienen criterio, no se les ocurre usar agresividad, excepto que sea necesario.

En fin, pienso que los puntos clave son: libertad, alta valoración a principios básicos -indiferente a religión-, humildad, carencia de egoísmo, visualizan el bien común y lo practican, son honestos, es un país muy seguro y una sociedad muy humanizada. Pero aparte, sí que es una sociedad neoliberal con muchos de sus vicios y el consumismo con la obesidad son problemas gravísimos.

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