Nada es más extrañamente placentero que darle un mordisco a esa tuna helada mientras un eléctrico escalofrío lleva la sensación hasta el más recóndito de nuestros glóbulos.
La fruta fría es, en general, deliciosa. Todas saben mejor. Una sandía a temperatura ambiente puede saber insabora o arenosa. Tras su enfriamiento esa misma sandía será una exquisitez, la arenosidad deja de sentirse y el sabor se masifica.
Me acuerdo en mi hogar familiar cuando al tutti frutti le ponían hielos. El efecto es el mismo, la intención también. La fruta mejora en frío y se vuelve maravillosa, incluso para niños o esos rebeldes anti vegetales.
Recomendación: Excepto el plátano, la fruta mantenla en el refri.
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