Apreciación resultados 2017

En mayo, en esta liviana columna, predije el cambio en el escenario político chileno, el surgimiento del Frente Amplio (FA) como una potente fuerza que cambia las cosas, la consolidación de los independientes como alternativas concretas y posibles, la renovación de caras nuevas (en edad y género) que se veía venir como alternativas reales y el fin, al menos en el papel, del binominal (ahora, el sistema objetivo es de mayorías y no proporcional. El presente sistema es producto de una falsa reforma, evaluado acá).

No lo escribí, pero también dije a cualquiera que me prestara oreja que Beatriz Sánchez no sólo iba a tener un resultado de 2 cifras, si no cercano al 20%. Pensé que sus votos los iba a obtener de Guillier, pero en cambio se los robó a Piñera.

Me alegra el triunfo de Felipe y Pablo Kast, de JM Insulza, de Giorgio Jackson, de Gabriel Boric, de Erika Olivera, Juan Ignacio Latorre (primer senador del FA), Vlado Mirosic, Esteban Velásquez, Gabriel Silber, Sebastián Keitel, Gonzalo Winter, Luciano Cruz Coke, Tomás Hirsch, Gabriel Ascencio y Florcita Motuda.

Indiferente a sus partidos, creo que son personajes que le hacen bien a la política y ayudan a mejorar las reglas del juego. Hay que mencionar que 1/3 de los votantes lo hizo por candidatos fuera del duopolio que regía hace 30 años.

También me contenta la condena inclemente a la política confrontacional representada en Alejandro Navarro, quien obtuvo la más baja votación de la historia en una presidencial. Me gusta la lección de que en Chile no se cultiva el rencor.

Me da esperanza la derrota de Felipe Ward, Fulvio Rossi, Gaspar Rivas, Andrés Zaldívar, Gustavo Hasbún, Rojo Edwards, Camilo Escalona, Juan Carlos Latorre, Osvaldo Andrade, Ignacio Walker. Todos nombres de la vieja política -indiferente a la edad- cupular y acérrima partidista donde el foco se concentraba permanentemente en la forma de perpetuarse en el poder más que observando a la ciudadanía. Un diagnóstico crítico que aún evitan varios actores de primera relevancia.

Lamento la derrota sobretodo de Andrés Velasco. Una persona que habría sido un tremendo aporte en un congreso muy complejo. Además sumo la de Gabriel Gurovich, Lily Perez, Nelson Ávila, Alfredo Sfeir, Nicolás Muñoz, Soledad Álamos. Opciones que veo como pérdidas. Así como lamento el triunfo de Álvaro Elizalde, Jorge Alessandri, Enrique Van Rysselberghe. Estos 2 últimos, francos operadores políticos representantes del familiarismo que invade a la política nacional.

Me reafirma mis convicciones el quiebre definitivo de la hegemonía duopólica, el fracaso rotundo de las encuesta como instrumentos de medición versus los think tank como instrumentos estratégicos (éxito del FA y Evópoli), el triunfo absoluto de los rebeldes, de los que estaban tradicionalmente afuera hace años -no por conveniencia contingente- y jugaron con los principios por delante relegando al dinero.

Sigo reafirmando mi discurso:

En educación, prioridad a la primera infancia y educación técnica, revisión del CAE y más allá, justicia tributaria; sueldo mínimo digno; fin de las AFP’s y de la isapres; recuperación a lo público de los derecho básicos, principalmente el agua; royalties mineros correspondientes en proporción; promoción de la tecnología, el emprendimiento y la manufactura nacional como anclas del desarrollo; instituciones funcionales a los ciudadanos y no a los poderes (tribunales, SII, Contraloría, Sevel, Consejo de Defensa, cores, etc.); eliminación de los gobernadores; un sistema electoral de proporción directa; nueva carta fundamental; el apresamiento definitivo de esa masa crítica de subversivos que ante cada manifestación destruyen las ciudades; la descentralización como una práctica y no una idea; un Sernac con autoridad legal; una fiscalización profunda a las empresa;, la inclusión como punto inicial de cualquier conversación y no por áreas o temas; turismo autosustentable; un reconocimiento profundo de los pueblos originarios; equilibrar la distribución de la riqueza; una migración inteligente y varios temas que hoy parecen fuera de la discusión hasta que queda una embarrada relacionada y es portada durante una semana para luego caer en el olvido.

Pero no hay que engañarse: la política chilena sigue en crisis. La participación electoral fue de un 46%, una baja respecto al 49% del 2013.

Y ojo, con este escenario, Alejandro Guillier tiene muy buenas posibilidades de derrotar a Sebastián Piñera , quien hace 2 semanas se daba como seguro ganador.

Por otro lado, el Congreso queda completamente ramificado, por sobre las dificultades que eso genera, es una buena situación para que los proyectos se discutan incluyendo posiciones, escuchando todas las opiniones y ya no más entre 4 paredes y 7 dirigentes que concentraban todo el poder.

Esta elección, es un buen paso para Chile.

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