La vida es una historieta y no al revés

Ella es un superhéroe némesis.

Hemos aprendido que por definición histórica un superhéroe lleva traje, la mayoría una capa o un accesorio peculiar y casi todos, una máscara o un antifaz que esconde su identidad.

Eso es lo que sabemos, como un manto sobre seres superiores.

Lo que desconocemos es que esa idealizacion sobre un ser humano que es especial y que por ende, hace una diferencia en su entorno, es real. Ellos existen; virtudes por deficiencias. “Sin contrarios no hay progreso” dijo el versatil artista William Blake.

Todos conocemos algun ser, cercano o lejano que ve la existencia desde un plano algo superior, suficiente para corregir una tendencia indebida recurrente en sus pares.

Ella representa esa altura. Un superhéroe porque puede lidiar con una contraparte que nadie más en el mundo podría, un cargo de exclusividad, único. Es que por extraño que parezca, ese lazo místico de seres que se acompañan con culpas, ambigüedades y certezas cómplices viven, se cultivan y se cosechan escondidos bajo las interminables capas de las apariencias.

Es el caso de reconocer al hombre que afirma seguridades con pasional euforia para el día siguiente decir exacto lo contrario con la misma potencialidad quebradora.

Un hombre que se expresa de una manera dañina por defecto, confusa, repitiendo mensajes desacertados que escuchó y se apodera, tomando posiciones radicales e incongruentes, que defiende con fervor en base a una carga traumatizante de un historial sin resolver. Que al contrario, ve y enjuicia al resto con sus pasados transparentes desde una perspectiva suelta que confunde con libertad y que él mismo desconoce lo ridículo que se ve para terceros inteligentes capaces de recibir la frecuencia, separando con sensibilidad fina el fondo de buenas intenciones de la forma torpe, violenta y bruta.

Ella es un superhéroe porque esto no es cosa de días, o una cosa social de oportunidad, una especie de aventura pasajera intrascendente que te obliga a un momento incómodo, sino una eternidad ineludible a punta de engranajes unidos y fortalecidos en una cadena que nunca acaba.

Pero ahí está. Una presencia sencilla y humilde ante el trato agresivo naturalizado y desgastante de aquel hombre que fluye en sus contradicciones, mostrando sus caretas desvergonzado, en una personalidad que no se explica, que ni él comprende en su consciencia interna porque esto es una profunda paradoja en el caracter; un sujeto maestro de la introspeccion inútil, que rivalizándose se manifiesta en externalidades impropias, boicoteando permanentemente sus avances.

Si, ya ves, es un superhéroe sin ese accesorio que le da color de fantasía y sin máscara que oculte, porque por el contrario a lo que recibe, valiente responde con una valoración positiva o sincera de la situación y proyecta una calma que debe hacer frente a ese temporal tormentoso que ella acepta leal en la complementaridad de los opuestos.

La vida no es normal ni común; la vida es una historieta.

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