“Soy mi propia diosa” Constanza Del Rosario

No soy crítico de libros y la verdad, tampoco espero serlo.

Pero en estas cosas de la vida, me topé con este libro: “Soy mi propia diosa” y leí a la rápida la descripción en la parte trasera. Y me hizo eco; prometía resolver todos mis problemas como mujer en apuros para convertirme en aquella diosa a la que aspiro ser. Bueno, eso si fuera mujer y quisiera ser una diosa. De todas formas, me leí el libro en una noche e investigué sobre sus características.

La autora es de hegemonía feminista; esto es importante, decirte que lo que te enseña es la verdad y es lo que corre en la narrativa feminista. Lo que pasa con las hegemonías es que no te enseñan pensamiento crítico, sino que te enseñan qué pensar. Esto es, no que proceso hacer, sino que los resultados de ese proceso y eso, siempre es fatal. Acá, hay hegemonía feminista a borbotones, el libro consiste en decirle a las mujeres de cierto nivel; que pensar y sentir. Pero, no da herramientas reales del cómo.

Por otro lado, me llamó la atención el perfil de la autora: muy joven (34 años), muy 1% (desigualdad en Chile), muy PUC, y muy mundillo de TV (una asidua a los canales) y lo que me hace cuestionarme todo esto y escribirlo, son 2 masters en el tema que posee la autora y que acá, parecen cosecha de otra siembra.

También en relación a otra columna sobre feminismo (aká)

Vamos a la crítica:

De partida, estamos ante un libro muy caro ($23.000), más para adolescentes en búsqueda de respuestas que a un público con criterio desarrollado. Un libro de autoayuda radicalmente feminista y light. Repleto de frases comunes y clichés. Parte con una serie de premisas de ficción, algunas relativamente ciertas y concretas, otras, la mayoría, ahogadas en un mar de fantasía.

Aunque toda esa visión contra el machismo, el macho violador, son etiquetas reales y presentes, me sorprendió mucho que entre esas premisas iniciales esté ser exitosa, independiente, la mejor de la clase, la más seca, etc. Creo, honestamente, que esa es una presión más a lo masculino y en el peor de los casos, algo sistémico, indiferente al género, pero para nada atribuible a presión directa y dirigida a las mujeres.

Escrito con mucho aire y espacios vacíos, es más bien un panfleto que un libro propiamente tal. En una edición correcta, sería un librillo de 50 páginas y no las 159 que contiene. Para eso está el Marketing. Falta que este relleno de coranzocitos para gritarle a la lectora, con más volumen aún, que es un libro feminista. Y eso, es delicado porque en lo implícito, es donde están los verdaderos mensajes que cambian vidas. Hablamos de causas.

El tono es directo y coloquial, de lectura rápida y fluida. Muy bien en ese aspecto ya que es un libro superfluo y liviano, empoderando desde el lenguaje, lo que también está muy bien, pero en una vereda desafiante en la que la autora se contradice sin quererlo.

Muchas de las idealizaciones que presenta vienen desde las emocionalidad pura de las mujeres y no a factores sociales o históricos. Sin embargo, lo que las hace mujeres, no está. Y si está el enfoque constante y continuo sobre una fuerza opresora y eso es una falacia. Al menos, si es tu principal y único argumento. La mujer quiere ser linda y bueno, diosa, pero no porque se lo imponga un tercero o la sociedad, sino por su propia necesidad en esencia. Basta ver a un bebe mujer como se expresa coqueta y diferente entre hombres y mujeres.

Y creo que cuando acierta en sus premisas, no son relativas al género, sino más bien a la difícil cultura chilena que nos apremia; aprensiva, miedosa, introspectiva, tímida, brusca, trivial, injusta.

Así, la autora carece de un sentido de responsabilidad respecto a lo que se plantea. Ej: teleserie de TV o comprar en el mall. Se habla de aquellos ideales de belleza que promueve o impone la TV, pero los estudios confirman que el público de esos contenidos que imponen belleza, es por regla general y transversal, femenino. Como que ellas mismas, las mujeres, no se hacen cargo de sus propias idealizaciones y prefieren llevar la problemática a un constante conflicto de género y que es en parte, pero no absolutamente.

El libro hasta incluye auto publicidad y mensajes auto propagandísticos, lo que considerando la temática, es por decir lo menos, manipulador y mercenario. No es extraño pensando que la autora venga de la TV, en espacios tipo matinales o magacinezcos, un medio explícitamente show business.

A la autora, que se jacta repetidas veces de sus 10 años de experiencia, le faltan al menos 20 más para escribir un libro así, pero uno que trascienda. Todo, pero es que todo en el libro se limita a un solo consejo: si quieres ser feliz, debes conocerte. Y para eso, recomiendo el libro Felicidad Sólida, de Ricardo Capponi. Ese libro, toca todos los temas acá tocados, no desde el feminismo de trinchera, sino desde el lado humano y con un apoyo experimencial (empírico) y científico muchísimo mayor y más profundo.

Lo más interesante de este libro es su decálogo final, con 10 puntos reflexivos que si se aprehenden ayudan bastante a la autoestima, a cualquiera que los practique. Aprender a poner límites, controlar y comprender la agresión, aceptarse, etc. La cosa es que esos puntos, son válidos para todas las personas, no solo para mujeres. Y aparte, parece de autoyuda. Y he ahí, la mayor crítica; la fortaleza está en lo que es intrínsecamente femenino. Al menos acá, me parece que el poder y la identidad femenina viene dado solo por su forma y no por su esencia.

Si te gustó este artículo, ¡compártelo! ¡Gracias!

El tema está más elaborado en la siguiente columna mencionada antes: https://tomasferretti.wordpress.com/2019/05/15/el-feminismo-es-una-causa-historica-y-no-contingente/